19 may. 2005

Mi bicha bella

Para nuestras angustias espirituales los cristianos acudimos a la Biblia, mientras que para las ansias terrenales, a veces nos indican acudir a la Constitución. Así lo hice.

Primero. Art. 62. Todos los ciudadanos tienen el derecho de participar libremente en los asuntos públicos… La participación del pueblo en la formación, ejecución y control de la gestión pública es el medio necesario para lograr el protagonismo… Es obligación del Estado y deber de la sociedad facilitar las condiciones más favorables para su práctica.

Art. 143. Los ciudadanos tienen derecho a ser informados oportunamente y verazmente… sobre el estado de las actuaciones en que estén directamente interesados… Asimismo, tienen acceso a los archivos y registros administrativos…

Art. 51. Toda persona tiene el derecho de… dirigir peticiones ante cualquier autoridad, funcionario público sobre los asuntos que sean de la competencia de estos, y a obtener oportuna y adecuada respuesta. Quienes violen este derecho serán sancionados conforme a la ley pudiendo ser destituidos del cargo respectivo.

Pues bien, al existir pocos asuntos tan importantes para la economía de nuestro país como el petróleo, amparado en la Constitución, exijo la total transparencia en PDVSA. La petición la hace un ciudadano, que públicamente y mucho antes de que nuestra nueva Constitución fuese refrendada, se quejaba de la caja negra que era PDVSA y hoy, atónito, constata que la conoce menos aún.

Segundo. Al releer la Constitución, me di cuenta no recordar del porque de su Artículo 14, que dice. “La Ley establecerá un régimen jurídico especial para aquellos territorios que por libre determinación de sus habitantes y con aceptación de la Asamblea Nacional, se incorporen al de la República”. ¿Estaremos acaso contemplando una adquisición? Por cuanto cualquier take-over o anexado debe ocurrir por la vía pacífica… ¿será por ello que andamos ofreciendo cambiar perlas (de petróleo) por espejitos a otros países?

Tercero. En la Constitución hay un capítulo sobre las Fuerzas Armadas Nacionales y otro sobre los órganos de Seguridad Ciudadana, pero no dice ni una sola palabra, ni siquiera en la exposición de motivos, sobre la creación de unas asimétricas reservas militares de dos millones de ciudadanos. ¿Será que alguien ya se fastidió de nuestra Constitución y la quiere cambiar? Amigos, pues no se preocupen, el Artículo 333 garantiza que nuestra “bicha” no dejará de ser bella y nuestra, por el sólo hecho de que la violen.